La mala praxis durante un ictus provoca secuelas y da derecho a una indemnización
Las negligencias médicas se pueden dar por un mal diagnóstico, por la aplicación de técnicas o tratamientos inadecuados, pero también por omisión o una mala praxis a la hora de intervenir.
Hay personas que, por desgracia, son víctimas de una negligencia médica. Si bien es cierto que la inmensa mayoría de facultativos y personal clínico ponen todo su conocimiento en aras de mejorar la salud de los pacientes, se dan circunstancias en las que los profesionales incurren en negligencias. Ante este tipo de casos, lo primero que siente la persona afectada y sus familias es desesperación, después puede derivar en incertidumbre, desamparo y angustia.
Sin embargo, es bueno contar con una buena asesoría jurídica puede buscar algunas soluciones para resarcir, por una parte, el daño moral. Por otra, compensar de alguna manera los gastos que se puedan derivar de tratamientos de recuperación, asistencia a rehabilitaciones profesionales y adaptación a las nuevas circunstancias vitales, sobre todo, cuando se ve limitada la dependencia de la persona afectada.
Concretamente, la negligencia médica ictus suele ser una de las más habituales. Debido al aumento de casos de este tipo de dolencias cerebrovasculares y, por supuesto, por la falta de actuación rápida, solvente, con diligencia y profesionalidad médica.
Sin embargo, quiénes no hayan tenido una correcta asistencia durante un cuadro de ictus deben tener la certeza de que hay equipos de letrados altamente cualificados, con las herramientas legales y el equipo multidisciplinar más profesional que buscarán la máxima compensación a través de las correspondientes indemnizaciones.
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¿Cómo se puede dar una negligencia en caso de ictus?
En primer lugar, es sensato describir, brevemente, en qué consiste un ictus, para, después poder determinar cuándo un equipo facultativo no está actuando correctamente y se puede demostrar documentalmente la negligencia que da derecho a la petición de las correspondientes indemnizaciones por daños y prejuicios haciendo frente así la entidad o profesional a su responsabilidad civil.
¿Qué es un ictus?
A este tipo de afección también se la conoce en términos médicos como accidente cerebrovascular (ACV). Concretamente, se pueden generar a través de una embolia o una trombosis. Además, se dan en dos circunstancias muy especiales, por un lado, debido a la interrupción del riego sanguíneo del cerebro, lo que se denomina una isquemia o, también, debido a la rotura de una vena, lo cual será un ictus hemorrágico.
En cualquiera de los casos hay que saber detectar con la máxima inmediatez los síntomas, ya que, la rápida actuación determina el porcentaje de éxito en frenar sus efectos o mitigar, al máximo, sus consecuencias. A mayor rapidez en la actuación médica menores secuelas.
Así se producen las negligencias más habituales por ictus
En cualquiera de los casos, cuando los síntomas son más que evidentes y el paciente está en manos de los doctores y personal sanitario en la inmensa mayoría de casos se actúa con la diligencia más exquisita. Sin embargo, por una u otras causas, se dan otros servicios en los que la situación se complica para el paciente.
Generalmente, las negligencias por ictus se provocan por tres causas principales:
- En primer lugar, porque no hay especialistas en el diagnóstico de estas afecciones y, por tanto, la urgencia se complica estando el paciente, ya, en el recinto hospitalario.
- La falta de asistencia por falta de personal facultativo en el servicio sanitario. Esos casos se dan cuando la presión asistencial es muy elevada. La falta asistencia por un neurólogo puede provocar errores diagnósticos.
- Por último, por mal diagnóstico, por no ver las señales de ictus y, por ende, no atajar con la cobertura clínica adecuada la situación.
Abogados expertos en indemnizaciones por ictus
Aunque al principio puede haber cierto bloqueo emocional en la persona afectada y su entorno familiar, los abogados especializados en gestionar este tipo de casos recomiendan que, cuanto antes, se acuda a su despacho. Eso ayuda a cumplir con plazos de legales de petición de esas indemnizaciones, ayuda mucho a los letrados a conseguir la documentación necesaria para demostrar la dolencia de su cliente y cómo ha sido provocada y, por supuesto, armar una buena defensa de los intereses ante los juzgados y las aseguradoras que tendrán que abonar las cantidades impuestas.
En resumen, hay defensa ante un caso de negligencia médica que ayudará a la persona afectada a paliar con mejores tratamientos y asistencia sanitaria su camino hacia la recuperación.