Gracias a la ortodoncia, muchas personas pueden lucir una bonita y correcta sonrisa
Tener una dentadura estética es muy importante, pero más lo es el hecho de que sea funcional, ya que eso mejora la salud alimentaria.
Son muchos los pacientes que acuden a las clínicas de odontología para corregir sus dientes y lucir una bonita sonrisa. Es obvio que la estética es un componente importante, más cuando se trata de un elemento corporal tan visible y utilizado como es la boca. Sin embargo, para los dentistas prima la salud sobre el sentido estético, aunque este también es importante, ya que la boca es el primer procesador de los alimentos; por tanto, tener una buena mordida, una mandíbula adaptada a triturar los alimentos y una dentadura con un cierre perfecto, son vitales para la propia salud.
En ese sentido, los pacientes que se someten a una ortodoncia saben que deben hacerlo mediante una clínica solvente, con un cuadro profesional experimentado y, sobre todo, que tenga las destrezas y la titulación que los acredite para ello. Por tanto, lo primero es elegir una buena clínica, de forma que esta someterá al paciente a un examen exhaustivo y personalizado, con objeto de recetar las mejores alternativas y técnicas.
Pero, ¿en qué consiste, concretamente, la ortodoncia? Se trata de una especialidad odontológica que tiene como fin primordial la corrección de la alineación de los dientes; también será la encargada de solventar el apiñamiento de los mismos, así como otras malformaciones de la dentadura. En esa corrección, por supuesto, también va implícita una mejora estética del paciente.
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Estas son las ventajas de una buena ortodoncia
Como se ha dicho, mejora la salud y la estética, pero consecuentemente, eso implica otra serie de beneficios que permiten mejorar la vida del paciente, también a nivel psicológico, ya que es un revulsivo para la autoestima, por ejemplo. Obviamente, la salud también se ve beneficiada, especialmente el aparato digestivo, que gracias a una masticación adecuada, podrá trabajar con más solvencia y procesar los alimentos con mayores garantías.
En esa misma línea, es posible mejorar problemas gástricos y las malas digestiones. Al encajar la fisonomía de los huesos de la encía, el cráneo sufre pequeñas variaciones, pero eso permite que se solventen problemas como dolor de oído y de cabeza que, en muchos casos, pueden estar derivando de esa malformación en la boca.
Respecto a las propias encías y piezas dentales, la ortodoncia previene y evita males mayores, como la periodontitis, que en el peor de los casos, puede provocar la caída de dientes y una mala sujeción del hueso de la encía.
Por último, entre los beneficios, está el hecho de evitar otros problemas derivados, como las contracturas en cuello y espalda. En definitiva, es un tratamiento que, en su amplio espectro de beneficios, abarca una mejora integral de la salud del paciente.
Existen diferentes tipos de ortodoncia
Los implantes ortodoncia pueden ser de varios tipos, según la necesidad del paciente y, por supuesto, de sus prioridades. En cualquier caso, cualquiera de las técnicas que se empleen y el tipo de medidas que se implanten, el resultado siempre estará enfocado al éxito.
Implantes metálicos: esta es la más conocida y extendida, suelen estar compuestos de titanio y acero. Se van estirando a través de alambres y gomas, para ir corrigiendo la posición de las piezas dentales.
El zafiro y su estética: son unos brackets prácticamente invisibles, hechos a base de porcelana y resina, mucho más discretos que los brackets metálicos habituales. Adquieren a simple vista casi la tonalidad del diente.
Los invisibles: se hacen a través de unas mascarillas invisibles, y son movibles, por lo que se evita la acumulación de restos de comidas y, por tanto, mejoran la higiene. Tienen la misma efectividad que los anteriores.
En definitiva, todo paciente encontrará su perfecto tratamiento, que dará como resultado una mejor salud bucal y una estética más acorde a sus necesidades.