Plantas medicinales que podemos cultivar en casa
Hay ocasiones en las que súbitamente se nos presenta alguna indisposición, ya sea un dolor de cabeza, de estómago, un estado de ansiedad o insomnio, o bien, una descomposición estomacal, o nos asaltan flatulencias y pesadez después de comer. Todos estos malestares, y muchos más, pueden ser efectivamente remediados con el uso de plantas medicinales con propiedades particulares.
Las hierbas medicinales sintetizan una serie de principios activos en forma de metabolitos secundarios que pueden ser potentes antagonistas del dolor, inflamación, infección o muchas otras condiciones, remediando rápidamente la incomodidad que algo nos produjo.
A continuación compartimos algunas recomendaciones sobre plantas medicinales que podemos cultivar en casa. En esta ocasión, sugeriremos una serie de ellas que pueden crecer en una ventana bajo prácticamente cualquier condición climática, siempre que no estén expuestas a temperaturas extremas, disponiendo de suficiente luz natural, buen riego y suelo bien drenado. La mayor parte de las plantas medicinales de uso común suelen ser de fácil cultivo en interiores y exteriores, tanto en zonas templadas como tropicales, mientras solo unas pocas tienen ciertas restricciones a considerar para llevar adelante con éxito su cultivo.
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Sábila (Aloe vera)
Esta planta milagrosa es la planta medicinal por excelencia. Resulta notable el poder cicatrizante del cristal de sus hojas suculentas, siendo útil como cataplasma en caso de quemaduras, como calmante del ardor estomacal en caso de úlceras o acidez, como componente humectante de cremas de belleza, y para su uso como champú suave en cabellos maltratados, o componente principal de un hidrogel alcohólico para desinfección de las manos.
La sábila es una planta que requiere suelo arcilloso, con algo de materia orgánica, pero sobre todo, muy bien drenado. Tolera bien la sequía, pero requiere de unas cuantas horas al día de sol directo, en una ventana, patio o jardín, para que adquiera su aspecto suculento y forme los tejidos internos de las hojas que resultan útiles como planta medicinal.
Citronela, malojillo, limoncillo o zacate limón (Cymbopogon citratus)
Es una gramínea fragante, con cuyas hojas se prepara una infusión digestiva y calmante del dolor de cabeza y el mareo.
Se propaga mediante la división de sus rizomas subterráneos, y le basta un buen macetero con suficiente tierra abonada y suelta, y unas pocas horas al día de sol directo y buena luz. Requiere de riego frecuente, pero no de exceso de agua, pues pudriría sus rizomas.
Hierba Luisa o cedrón (Aloysia citrodora)
Es una hierba perenne de hojas pubescentes, suaves y muy aromáticas, que se utiliza en infusión como tónico gástrico estimulante de la digestión y para ayudar en la expulsión de flatulencias.
Requiere de buena luz -pero no exceso de exposición al sol directo- y de tierra orgánica bien fertilizada y con buen drenaje. Requiere riego frecuente, pero sin anegar el macetero.
Manzanilla o camomila (Chamaemelum nobile)
Es una planta herbácea de la familia de las compuestas (asteráceas), con flores pequeñas, blancas y amarillas, similares a las margaritas, que se utilizan en infusión por sus propiedades digestivas y sedantes, y también antiespasmódicas. Su infusión se utiliza también para lavar los ojos en personas con afecciones oculares de tipo alérgico y con orzuelos.
Crece bien en macetas expuestas al sol directo durante unas pocas horas al día, siempre que disponga de tierra orgánica suficientemente bien drenada y húmeda. Existen variedades originarias en la cuenca del Mediterráneo, especialmente en España, Francia e Italia, así como otra especie de origen alemán cuyas flores producen una infusión más amarga pero de propiedades similares.
Menta (Mentha piperita, Mentha viridis y Mentha suaveolens)
Dentro de este nombre podemos incluir a diferentes especies de plantas medicinales pertenecientes al grupo de las labiadas, con propiedades similares pero de sabor diferente, entre las que también se encuentra la yerbabuena. La menta es otra de las plantas medicinales originarias de la cuenca mediterránea que ha acompañado al hombre desde hace milenios. Sus propiedades son extensas, pues sirve de digestiva, para controlar el mal alimento, para aligerar los estados depresivos y de ansiedad, y como tratamiento para el asma y alivio de las náuseas matutinas de las embarazadas.
Su cultivo es muy fácil, requiriendo únicamente de una buena tierra bien drenada, abonada y ligera, y recibir luz indirecta pero abundante la mayor parte del día.
Melisa, toronjil o limoncillo (Melissa officinalis)
La melisa es otra de las plantas medicinales cuyo uso está ampliamente extendido. Es una especie de labiada, igual que muchas otras hierbas medicinales y aromáticas de condimento; de hojas algo rizadas, con las que se prepara una infusión de gran poder sedante y que induce la somnolencia, pero que también posee propiedades expectorantes, teniéndose, así mismo, como una planta que ayuda a combatir ciertas infecciones virales.
Requiere de un macetero de ciertas dimensiones, pues puede desarrollarse hasta originar un pequeño arbusto, y necesita abundante luz natural, y una tierra bien drenada y que mantenga la humedad.
Albahaca o basilisco (Ocimum basilicum)
La albahaca es otra de las especies de labiadas nativas de la zona del Mediterráneo con amplias propiedades entre las plantas medicinales de su familia. Aparte de su uso aromático como condimento, disfrutar del olor de sus aceites esenciales tiene un efecto estimulante del ánimo, mientras que consumirla en salsas o en infusión provee un efecto de sedación; es también un buen antitusígeno, fortalece el sistema inmunitario, combate el acné y el mal aliento, mejora la función renal y es febrífuga, por lo que se recomienda su consumo durante procesos gripales y resfriados.
Es una planta que crece únicamente a partir de semillas, en maceteros con tierra abonada, suelta y con drenaje adecuado, expuesta a buena intensidad de luz del sol, pero preferiblemente de forma indirecta, pues sus hojas se queman fácilmente con un exceso de radiación solar, debiendo cuidar también que no esté expuesta a excesos de calor o la deshidratación, pues sus hojas son delicadas y se deterioran fácil e irreversiblemente con el exceso de calor, o la falta de riego suficiente.